Los tiempos han cambiado

La importancia y el protagonismo de la fotografía de viajes ha crecido sustancialmente en los últimos tiempos. El protagonismo que tenía antes la fotografía de viajes era casi personal. En la mayoría de los casos apenas tenía la función de servir como recuerdo o poder enseñar orgulloso los lugares que has visitado a familiares y amigos.

Esto ha cambiado drásticamente gracias en buena parte a las redes sociales. Ahora viajamos a sitios que no conocíamos, y todo porque hemos visto unas fotografías increíbles en alguna red social. A nosotros nos ha pasado ya en nuestros últimos viajes. No habíamos oído hablar casi de los Dolomitas, y gracias a descubrirlo en Instagram hemos descubierto uno de los paisajes más bonitos que podamos ver jamás. Con nuestro viaje por el valle de Mosela, nos pasó lo mismo.

A esta transición también han ayudado, por supuesto, las cámaras que llevan incorporados nuestros móviles. Ahora cualquiera puede hacer una foto increíble sin preocuparse de obturadores, velocidades, películas, objetivos, etc.

El lado negativo

Pero como todo en la vida, también tiene su lado menos bueno. Los ‘influencers’ de vestidos pomposos y fotografías mágicas esconden muchas veces procesados de las imágenes que nos muestran una imagen muy diferente de la realidad. Muchas veces los lugares no son tan idílicos como nos los han enseñado, y detrás de una fotografía que parece el mismo paraíso nos encontramos una realidad diferente. Colores modificados, miles de turistas que se han eliminado de las fotos y que le quitan ese encanto natural, aguas sobre-saturadas, etc.

El ejemplo más sonado es el de las Puertas del Cielo (Gates of Heaven) en Bali. Unas fotografías espectaculares, con un cielo magnífico que parece sacado de Los Simpsons, un lago que refleja la majestuosidad del lugar, un lugar que transmite tranquilidad como si de las Puertas del Cielo se tratasen. Y en realidad no hay ningún lago que refleje nada, sino el truco de poner un móvil debajo de la cámara. Y no hay gente porque están haciendo una cola de varias horas para que los locales se saquen unos dólares haciéndote la fotografía. Aquí podéis ver el vídeo donde este viajero nos cuenta la verdadera realidad. Espeluznante!

Esto también lo hemos sufrido en nuestras propias carnes. Fotografías de lugares como el Lago di Braies, que imaginábamos por las fotografías como lugares tranquilos, apacibles, solitarios… se transforman cuando llegas en lugares con miles y miles de turistas, parkings abarrotados, ruido…

Instagram en lucha contra el fraude

Es por esto que Instagram ha decidido empezar a ocultar imágenes que consideran que no reflejan la realidad y conseguir así una plataforma más transparente para el usuario. Instagram ha contratado varias agencias para poder clasificar las fotos que podemos decir ‘mienten’ con un preprocesado exagerado, modificación de los elementos del paisaje, etc.

No se qué os parece. A mí me parece bien. Nosotros no somos de fotografías idílicas con vestidos pomposos. Nosotros siempre intentamos reproducir en nuestras fotografías y en nuestro blog, la normalidad, las cosas tal y como son o como las vemos.

Esto no quita que procesemos las fotografías. Ojo! Aquí habría que diferenciar lo que consideramos un procesado y un retoque fotográfico.

Procesado vs retoque

Considero que un procesado de la fotografía (niveles, brillo, contraste, sombras, etc) es totalmente necesario en las fotografías. Las cámaras fotográficas captan la luz y la muestran, pero no transmiten lo que el cerebro humano interpreta en ese momento. Y para mí la fotografía es poder transmitir en una imagen los sentimientos que te evoca ese lugar. Y para eso, necesitas procesar y poner tu corazón en esa fotografía. Impregnar en esa fotografía lo que estabas sintiendo, lo que tú estabas viendo. Transmitir. Y esto todavía no lo consiguen las cámaras, sino los fotógrafos.

“FOTOGRAFIAR ES COLOCAR LA CABEZA, EL OJO Y EL CORAZÓN EN UN MISMO EJE”

HENRI CARTIER-BRESSON

Y por otro lado, el retoque fotográfico considero que es, como he comentado… cambiar elementos del paisaje, eliminar gente incómoda que sale en la fotografía, borrar elementos incómodos como carteles, grúas, etc. En nuestro blog o en nuestra red social no usamos este tipo de retoques. Sí los hacemos para fotografías que vamos a imprimir para enmarcar, en las prebodas o comuniones que he trabajado, etc.

En otros artículos os enseñaré diferentes herramientas y trucos que usamos nosotros para editar las fotos. Si no estás de acuerdo conmigo y quieres quitar de una fotografía todo lo que te sobra, no te preocupes, también te enseñaré como quitar gente de una fotografía en dos pasos. O cambiar un cielo blanco por un cielo azul de verano. Darle más protagonismo al elemento principal de la foto. Etcétera

La delgada línea entre el procesado y el retoque

¿Y donde ponemos el límite entre lo que es un procesado ‘válido’ y una foto retocada? Es complicado. Nunca nos pondremos de acuerdo. Aunque solo modifiques niveles, sombras, luces, etc habrá quien piensa que eso ya es retocar la fotografía. Y habrá quien piense que eliminar o modificar los elementos de la fotografía es solo un procesado que tiene el mismo fin… mostrar o transmitir lo que te evocaba ese paisaje.

Ni siquiera yo mismo me ponía de acuerdo cuando ayer, por ejemplo, procesé esta foto. Por un lado pensaba que solo estaba modificando los parámetros básicos de la fotografía y por otro lado pensaba ‘¿No estaré exagerando con el procesado y traspasando la delgada línea entre el procesado y el retoque?’

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¿Y vosotros, qué opináis?